viernes, 27 de febrero de 2009

Introduccion

Durante mucho tiempo pensé que yo no tenía prejuicios, sino principios; algunos de ellos enseñados en la familia, y otros desarrolados por mí. Ahora sé que socialmente, mis principios, aunque lógicamente desarrolados, no tienen un sustento real, sino que su causa no es más que un prejuicio, pues son, finalmente, reglas basadas en juicios generales, no creados para cada situación que se presenta.

Siempre he sido, además de prejuiciosa, una persona preguntona, me encanta saber el por qué de las cosas, y así he descubierto que algunos de mis prejuicios tienen además un sustento científico, y que son considerados verdades y principios para un sector de la sociedad. Desgraciadamente, no toda la sociedad los comparte, y esto lo he descubierto cuando platico con gente diferente a mi círculo social, quienes, en ocasiones, me discriminan por ser prejuiciosa o simplemente juiciosa; pero yo estoy orgullosa de mis principios prejuiciosos, y sostengo que la sociedad debería compartir algunos para poder funcionar de forma más armónica. Es por esto que los escribo, no son sólo anécdotas y pensamientos, sino propuestas.

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¿Soy sólo yo?