martes, 31 de marzo de 2009

Atención al cliente


Hace rato me vi en la necesidad de llamar a la aseguradora del coche para pedir el número de referencia y poder depositar mi pago. Por supuesto, como TODAS mis llamadas dirigidas a atención al cliente, fue un fiasco y una molestia. Como era de esperarse, la amabilísima señorita (en este caso amabílisa señorita significa algo así como pinche vieja mononeuronal, apretada y anal-fabeta) me brindó todos los datos para pagar, pero en cuanto pregunté si ellos manejaban el "premio al buen conductor" (así pregunté, como si fuéramos niños en una escuela), me dijo que yo apenas estaba realizando el pago de mi cuarto trimestre, y que entonces no podía pedir esto; ¡Por supuesto! pensé yo, si lo que quiero es saber si lo manejan, no a partir de cuándo puedo pedirlo; volví a preguntar si podían darme informes de eso y amablemente (como mordida de pantera en lo más mío) contestó que hasta que fuera a vencer mi contrato ellos me llamarían y darían la información; ante esto, el ataque de neurosis burguesa comenzaba a invadir mi raciocinio y decencia, logré controlarlo un poco y me aventuré nuevamente a preguntar si entonces la empresa se declaraba incapaz de resolver mis dudas de manera general... ¡qué respuesta! me dijo que no, que tenía yo que esperar a que venciera mi contrato. ¿En qué mundo eso es un no? "claro que somos capaces de hacerlo, pero no tengo ganas de hacerlo, pues implicaría trabajar para justificar el sueldo que nos pagan y las prestaciones que gozamos". No pude contenerme, la bestia que tengo dentro despertó y sin ningún tipo de amabilidad, pero mucho desprecio contesté que entonces sí eran incapaces, nuevamente respondió con amabilidad que si así lo veía yo, sí eran incapaces, y colgó. ¡Sí, me colgó el teléfono! Fue una primera experiencia para mí, nunca me habían colgado, y he dicho cosas mucho peores... supongo que fue un pequeño paso para ella, pero un salto enorme para la comunidad call-center-a...

Es mi fatal destino (me tomo una licencia poética por este pleonasmo, pues todos los destinos son fatales) sufrir cada vez que hablo con ellos, parece que en los call-center les entregan una lista de preguntas y sus correspondientes respuestas y que cualquier enunciado que no pueda ser respuesto con la lista feliz los coloca en un abismo en el que nunca podrán salir, por lo que responden lo primero que se les ocurra, deseando que el cliente amistoso no se dé cuenta de que la pregunta hecha no ha sido contestada. Pensamiento mágico, tengo que decirlo, por lo menos yo siempre me doy cuenta de que no contestan y, como soy una persona empática, educada y ayudadora (jajaja), propongo una respuesta a mi pregunta, con la mejor intención de que la comprendan y a partir de ella puedan responder con certeza mis dudas existenciales. Tampoco sucede, se sienten agredidos, como si el subtexto (bastante más arriba que abajo del texto) fuera simplemente: a ver pobre pendejo, te voy a ayudar porque pareces demasiado tontito como para responder con un sí o un no a una pregunta cerrada. Como si yo alguna vez pudiera contestar con tales subtextos... qué ofensa...

Creo que el perfil para trabajar en atención a clientes, o en un call center es equivalente al que describen la Chichis y la Zota sobre los policías: ser un aborto de chango y tener el pito chiquito, mientras más chiquito, mejor (sic).
Nada más que decir.

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