lunes, 18 de mayo de 2009

"Cosas" que pasan


Aprovechando el tiempo en el que me transporto, pensaba el otro día el extraño uso que hacemos de manera coloquial de la palabra "cosa". Según la Real Academia, significa: Todo lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, real o abstracta; objeto inanimado, por oposición a ser viviente.
Dicho así, y entendida como un objeto o entidad, una "cosa" no podría ser algo que nos suceda, ni que sintamos (esto podría ser debatible, según la definición, lo concedo); pero uno suele decir que le pasaron cosas extrañas, avisamos que diremos una cosa: déjame decirte una cosa; o como deberes: tengo muchas cosas que hacer. En fin, muchas expresiones que me causan conflicto, pues no puedo concebir que soy capaz de sentir cosas, siento emociones y sentimientos; tampoco digo cosas, utilizo palabras que implican una referencia (significado, significante), y tengo obligaciones, deberes o pendientes por hacer, no hago cosas (bueno, a veces mis acciones consuman en objetos o entidades).
En cuestión de sentimientos, me parece que decir que siento cosas es una forma de negar lo que en realidad se siente, o de no aceptarlo como es, y pretender que sea algo externo a nosotros, objetos que como tales pueden transformarse o alejarse y, sobre todo, que al ser objetos, carecen de conciencia, voluntad y decisión. Así, sin duda sentir odio o tristeza o angustia es más sencillo: es sólo una cosa que se transformará, no tiene nada que ver conmigo, y yo tampoco debo hacer algo al respecto, el cambio será independiente a mi voluntad, pues es externo a mí.
No sé, tal vez a mí me gusta complicarme las "cosas" y quiero ver explicaciones oscuras y satisfactorias de una costumbre social, como lo es pedir un vaso de agua, o ver pasar un camión de bomberos, o tener un dolor en mi pierna.

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