viernes, 15 de mayo de 2009

¿Quién nos posee?


Ayer, mientras platicaba con Aremy salió otra vez a colación la respuesta usual que obtengo cuando externo que yo no pretendo vivir mil años, sino que quiero una vida con calidad, placer y satisfacción, y retirarme antes de que pierda calidad de vida y humana, o mi cuerpo deje de cumplir con los cánones sociales. Dicha respuesta es: uno no decide cuándo se va a morir.
Yo, por supuesto bastante más en silencio que con cuerdas vocales, respondo que esa es una de las más grandes estupideces y mentiras del mundo. Una cosa es que no sepas a ciencia cierta cómo y cuándo pasará, pero otra muy diferente es que uno no toma muchas decisiones que nos llevan hacia un tipo de muerte (salvo, por supuesto, cuando llega sin avisar, por accidente, como que se caiga el avión en el que viajábamos, y demás). Por ejemplo, si yo tuviera diabetes, tengo dos elecciones a priori antes de morirme: acepto mi enfermedad y evito las consecuencias negativas que ella acarrea, o no la acepto y voy por la vida cual temerario creyendo que seguro a MI no me afecta. Si, decidimos por la primera, lo más probable es que no me muera de diabetes (o como consecuencia de ella, no estoy segura de cómo funciona); si, decido negar la enfermedad, la probabilidad de que mi calidad de vida se vea afectada considerablemente, y pueda incluso morirme, aumenta exponencialmente. Pongamos, en mi maravilloso ejemplo, que decido hacerme el temerario, vivo la vida loca y tomo coca todos los días y demás... mi diabetes empeora, y me cortan la pierna derecha completa (derecha porque le tengo menos afecto que a la izquierda) puedo vivir cojeando por el mundo, o (¡¡¡y aquí viene la parte interesantísima!!!) puedo suicidarme, porque no tener pierna (repito, como consecuencia de mis actos, no de un accidente) afecta mi vida, su calidad, y el futuro.
¿Ven? De que puedo decidir cómo y cuándo morirme, de diferentes formas directas o indirectas, puedo. El problema es, siempre, por qué la gente en general ni siquiera lo tiene consciente (el tener la decisión sobre la vida o muerte de uno); por qué la idea de ser dueño y amo, poseedor y propietario de su vida no es posible, así de fácil, posibilidad=CERO. Qué daño les ha hecho la idea del infierno y el suicidio... de creer que alguien más posee y es dueño del alma y demás... así, terminamos todos sufriendo de forma patética nuestros últimos años de vida, y lastimando irreparablemente a quien nos rodea.
Dios bendiga el libre albedrío, sobre todo para estas decisiones.
P.D. Que haya salido a colación esto con Aremy, no quiere decir que Aremy me lo dijo, al revés, apoyamos la misma teoría.

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¿Soy sólo yo?