jueves, 14 de mayo de 2009

Relatividad


He afirmado, y sigo haciéndolo, que odio la literatura comercial mal escrita y cuyo único fin es la ganancia económica (best-sellers); pero, tengo que confesar que dicha afirmación tan tajante, también es relativa, porque me fascinan las películas malas, algunas de ellas basadas en libros que son best-sellers.
Antes de adentrarme en este vergonzoso tema, debo decir que me gusta el buen cine, el cine de arte y algo del cine de culto, disfruto mucho verlo, y me considero un decente espectador.
Ahora, sobre el otro tipo de cine, el comercial dominguero, tengo mucho que decir... Primero, me gusta el cine comercial gringo, películas románticas, dramas, pero sobre todo, y aquí tengo que confesar una verdadera afición, las de acción. Podría escusarme diciendo que me gustan porque a toda mi familia le gustan, y que así fui educada, pero es mucho más que eso. Me gustan, por un lado, las de aventuras y acción "clásicas"(Indiana Jones, Duro de Matar, Arma Mortal, James Bond, Los Piratas del Caribe, Hellboy); las apocalípticas, inclusive las malísimas como Poseidón, El día después de mañana, y otras sobre desastres naturales; pero, y esta es mi peor vergüenza, las basadas en best-seller. Compro boletos para las películas de Harry Potter con antelación, para poder verla el día del estreno (o al siguiente, no tardo más), veo varias veces en casa, casi cada que las pasan por cable, películas como El código Da Vinci, y otras cuyo título no puedo ni escribir.
Alejandra solía decirme que era muy exigente y ortodoxa, y que esto no siempre es bueno; que no puedo juzgar tan terriblemente a Paulo Cohelo si nunca lo he leído (y otros ejemplos sobre malos autores), pero yo creo que es como la caca, no sé de alguien que la haya probado, pero todos sabemos a priori, que sabe fea; o como el olor a muerto, aún sin haber olido alguna vez un cuerpo pudriéndose, el día que se huele, encontramos sólo una explicación a dicho olor. Así me pasa con esos libros. Sobre todo, porque caí en la tentación, y después no sólo no pude evitarla, sino que me fascinó (sí, Harry Potter es la tentación, lo leí por curiosidad científica, y terminé siendo GRAN aficionada a sus libros y películas). En materia de películas, considero que existen, según el ánimo del día en cuestión, diferentes tipos de películas, que satisfacen las necesidades (me podría excusar diciendo que es el cumplimiento del deseo inconsciente, pero también pensar que ver El código Da Vinci cumple algún deseo inconsciente, habla MUY mal de mi inconsciente), los días que estoy cursi o triste, nada como una película gringa romántica; si estoy intelectualoide, algo oriental o europeo, inclusive cine de arte gringo; si estoy echada de panza y lo único que quiero es entretenerme sin usar más de dos neuronas, no hay como una película gringa dominguera.
Así, y no de otra manera, es la situación. Además, Jesús Andrés dice que es padre verlas juntos, porque podemos burlarnos de la película todo el tiempo, y platicar mientras la vemos, sin perdernos algún detalle interesante.
Soy el remedio que me recetó el doctor para los días de cero actividad neuronal...

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