miércoles, 24 de junio de 2009

Escritura responsable

La gente afirma que cuando uno tiene un blog, adquieres una obligación de escribir en él todos los días, o casi todos. El argumento que sustenta dicha obligación, no me queda del todo claro, no sé si es para no perder "seguidores-lectores", o porque uno simplemente debe hacerlo.
Yo escribo sobre temas específicos, es decir, sobre ideas o afirmaciones que escucho, leo, y otras también que pienso. Sobre libros y obras de teatro. No me gusta escribir sobre mi vida, pues me parece que eso es privado y sólo le interesa a mis amigos, y ellos no deben entererarse de lo que hago por aquí, sino directamente.
Así las cosas, a pesar de que no escribo diario, escribo algo un poco más trascendental.

lunes, 15 de junio de 2009

Nadie te querrá como lo hago yo...

Mientras jugaba a la Cenicienta (en este caso jugaba significa cumplía irremediablemente con mi obligación y necesidad de limpiar), recordé o pensé, no sé bien si fue un nuevo pensamiento, la frase de "nadie te va a querer como lo hago yo" y sus respectivas variaciones, que nadie te va a dar lo que yo, nadie te va a besar como yo, y demás.
Me parece una frase muy curiosa, por un lado es una verdad irrefutable, pues cada uno de nosotros sentimos y externamos nuestros sentimientos y emociones de manera diferente, nos conectamos con el otro según nuestra personalidad, pasado, inconsciente, etc., y por esto, sin duda, queremos de manera exclusiva y diferente a todos los demás. Pero, si lo pensamos así, resulta tonto hacer énfasis en un pleonasmo de esta magnitud. Por supuesto, si nadie va a querer a nadie como yo, entonces qué más da decirlo, tampoco yo querré a esa persona como cualquier otra persona, así que soy única, pero al mismo tiempo igual a los demás. Entonces, ¿por qué lo decimos? ¿Por qué existe una necesidad de reafirmarle al otro (yo pienso que más bien a uno mismo) que somos únicos? ¿No deberíamos más bien, en caso de pérdida, apelar a algo más? Y digo pérdida, porque esta suele ser una frase enunciada sólo en casos desesperados cuando sentimos que estamos perdiendo al otro.
Pensado así las "cosas" (más pronto cae un hablador que un cojo), me parece obvio que uno apele a esto. Por supuesto, pierdes a alguien, o estás a punto de perderlo, y entre tanto dolor y angustia, lo único que puede ayudar es reafirmarnos, verbalizar y externar nuestra individualidad, nuestra existencia como individuos y la necesidad del otro. Porque, si lo pensamos bien, sólo existimos y hacemos si hay alguien del otro lado que lo pueda apreciar. Qué triste, deberíamos bastarnos.

martes, 9 de junio de 2009

Cuentos africanos


Este libro me tomó más tiempo del previsto (3 domingos), pero valió cada uno de los días y horas. No he leído más de Doris Lessing, y como algunos premios Nobel no han sido de mi agrado, decidí comprar este libro para "probar", pues estaba muy barato. Fue una decisión excelente, y no sólo no me arrepiento, sino que quiero leer más de ella.
Esta compilación, como su nombre claramente lo dice, relata historias que suceden en África. En su mayoría son sobre las diferencias que hay entre blancos y negros, la discriminación constante y el maltrato físico y moral. Todas son historias desgarradoras, pero la forma en que fueron escritas las hace maravillosas, como dolor y tristeza bonitos... no sé.
Mi favorito es El pequeño Tembi, y con excepción de uno que ni siquiera quise terminar, todos los cuentos valen la pena.

Delirium tremens


Después de pensarlo mucho, creo que la única palabra que podría describir esta puesta en escena es exquisita, sin duda alguna, una obra de teatro digna de reconocimiento y repetición (para quienes ya la vimos, los demás, deberán ir).
Está basada en un libro que describe las visiones que varios alcohólicos han tenido en su delirium tremens. En la puesta en escena se presentan 5 historias, representadas excelentemente por los actores. La actuación de Jorge Ávalos es absolutamente exquisita, todos sus movimientos, postura, voz, maravilloso. Aída López, como siempre, encantadora: tal vez el único problema fue que salió sólo al principio de la obra, y yo me quedé esperando que volviera a salir, o que el orden hubiese sido otro. Ni hablar.
Podemos concluir diciendo que es la mejor puesta en escena en este momento, completamente recomendable, y reprochable a quien no vaya.