jueves, 11 de agosto de 2011

Como Griselda y Anastacia


Desde hace muchos años (qúé vieja me siento, caray) he notado que muchas mujeres gustan de las sandalias (o zapatos abiertos) chicos, por esto entendemos aquellas bellísimas mujeres que usan los zapatos media talla o una talla más chicos, razón por la cual, los dedos de los pies les quedan, literal, fuera de los zapatos. ¿Por qué escogerán esos? ¿Que el vendedor/a no les comenta al probarse los zapatos que éstos deben cubrir el pie completo (o que el pie debe quedar no sólo justo, sino inclusive un poquito más pequeño que la superficie del zapato)? Yo pienso que, aun a pesar de que el vendedor no lo sepa o no lo exprese, es una estupidez comprarte unos zapatos que te quedan chicos. Las veo caminando por las calles con las yemas en la suela, plataforma o el piso, y no lo entiendo, verdaderamente no comprendo qué demonios tiene que cruzar por tu cabeza al comprarlos así, y de manera constante al ¡usarlos!

Además, resulta completamente curioso, porque los zapatos de mujer no destacan por la comodidad, sino todo lo contario, los usamos porque nos hacen ver (o eso pensamos) hermosas, y esta es la razón por la que el sufrimiento vale la pena. Una cosa es que el zapato canse, que termines con la espalda adolorida en las noches, pero de ahí a decidir, por voluntad propia y consciente, que usarás unos zapatos más pequeños, sólo por gusto (¿o por qué otra razón?) me parece una absoluta estupidez.

Tal vez esas mujeres no saben que los zapatos son fabricados en diferentes tallas...

lunes, 8 de agosto de 2011

Una mirada impecable


¿De dónde habrá surgido la moda? ¿Quién la inventó y patentó? ¿Quién emitió el juicio de valor que la colocó como una buena idea? Me encantaría saber la respuesta, porque verdaderamente me anonada, pero ¿qué me hace sentir así? Muy sencillo: los hombres que se depilan las cejas.

Podría afirmar que, a pesar de ser terriblemente ortodoxa, no tengo ningún problema con que los hombres se delieneen los ojos, pinten las uñas, depilen el pecho, espalda y exilas (piernas no), usen cremas y tratamientos para la piel en busca de la eterna juventud; PERO, con las cejas depiladas son IRREDUCTIBLE. Me parece que se ve espantoso, que afecta la armonía y continuidad (no estoy segura de cómo explicar esto, pero cuando veo a un hombre con las cejas depiladas, me da la sensación de que su cara no es un todo, sino unas partes cortadsa por unas terribles cejas y, finalmente, que los hace ver súper falsos.

No sé si a todas las personas les contaron el objetivo del maquillaje y las estrategias de arreglo personal, así que, para quienes no lo sabían, ahí les va: el objetivo y el secreto es que todo lo que te pongas te haga ver NATURAL, que parezca que justo así de hermosa(o) te despiertas, que no hay un gran esfuerzo detrás de tu imagen, es así, natural y sencilla. (De una vez hago la aclaración de que esto no se refiere a quien se maquilla exageradamente, o que pretende proyectar algo diferente con su maquillaje). Si lo que te pones se nota , ya lo hiciste mal. Por ejemplo, si usas un wonder bra, el chiste es que parezca natural, que el ojo observador de tus curvas crea que son naturalitos; una vez que sabes que es relleno, se le pierde el chiste, y no importa si traes papel de baño o súper relleno de silicón, porque son falsos. Pasa lo mismo cuando te pones una faja para agarrar las carnes y no parecer temblor, te ves muy bien, realzan la figura, son completamente recomendables, pero si se nota la costura, o se te sale la faja por debajo de la falda, adiós, eres una vieja gorda con faja, nunca más una mujer esbelta y de carnes firmes (sin importar que estés gordita). O, uno de mis ejemplos favoritos, la depilada, todas las mujeres tenemos vello (mucho o poco, pero tenemos), y el chiste de depilártelo es que NADIE se dé cuenta de que tienes un bigote como el de Carranza, o que tus piernas son tan peludas que podrías trenzarte los bellos, por no decir el ombligo, escote, barba, etc. El chiste es que nunca se note, que nadie lo sepa...

Es lo mismo con las cejas, el secreto de hacerte algo es que no se vea, es conseguir la ilusión de que toda tu belleza es natural y sin mano de obra. Y, lo siento, pero como la mayor parte de los hombres que se depilan las cejas son belludos, es evidente que se nota la ausencia de bello. Por no mencionar aquellos muchachones que no se conformar con quitarse lo "indispensable", sino que les dan forma cual señorita...

Podría seguir escribiendo lo que pienso sobre esta nueva práctica, pero temo que en algún momento mis dedos dejen de hacerme caso y escriban con todas las palabras, lo que me gustarái expresar sobre esta situación, y no me parece decente. Así que, mejor aquí lo dejamos, rogamos que quienes gustan de depilarse las cejas dejen de hacerlo, y quienes piensan hacerlo en un futuro, lo eviten. Porque, muy importante, a las mujeres no les gustan los hombres que se ven más producidos o vanidosos que ellas, buscamos un hombre, un macho, que satisfaga nuestras necesidades animales de protección y masculineidad. Por favor.

martes, 2 de agosto de 2011

Zapatos para lluvia


Sí, sí, sí, ya todos lo sabemos, soy una mujer quejosa, criticona, exigente y ortodoxa. Eso no es novedad alguna, así como tampoco lo es el hecho de que espere que el mundo se comporte como DEBE, y no como lo hace...

Y trato de ser tolerante, de verdad que sí. Es más, tan soy tolerante y respetuosa que no voy por la vida sermoneando a la gente o expresando lo que yo considero que ellos deberían hacer. No lo hago, no señor. PERO, eso no quiere decir que no pueda escribirlo o expresarlo aquí. Porque, entonces, violaríamos mi necesidad de usar el lenguaje y expresar todo lo que pienso (bueno, no todo, ¿se imaginan lo dramático que sería esto?

Así las cosas, hoy escribiré sobre un tema que desde hace muchos años me causa la mayor consternación: los zapatos abiertos en época de lluvia.
No lo entiendo. Y es así de sencillo, no lo entiendo, ¿cómo puede una mujer ponerse sandalias o zapatos abiertos en plena época de lluvia? O, peor aún, cuando hay tormentas. Porque, no es sólo que se los pongan, sino que ya que está lloviendo y ellas van por la calle, esperan no mojarse, o se enojan (porque se les mojan los pies y/o porque se mojan los zapatos y echan a perder). No es que no me haya sucedido que un día que se ve soleado, digamos en octubre, decidas ponerte esas hermosas sandalias, y a media tarde ¡tómala! de la nada cae una tormenta. Eso nos pasa a todos, lo sé, y tampoco hay manera de preveer cada una de las lluvias en esta Ciudad (porque, y ese es mi decir, cualquier día puede llover, CUALQUIER DÍA). Pero, una cosa es una situación imprevista, y otra cosa es la bien conocida época de lluvias.

Cuando es época de lluvias, lo lógico es que uno vista de acuerdo al tiempo, de la misma forma que en invierno nadie anda de minifalda y top (bueno, hay quien sí lo hace), y en verano no salimos con abrigo de lana. Por eso, cargar paragüas, gabardina (o impermeable), y zapatos cerrados (de preferencia impermeables) es lo obligado y lo que DEBE hacer una persona racional. Sin embargo, no sucede así, y lo peor es que ni siquiera podríamos decir que es una minoría la que cae en este error práctico, pues son muchísimas mujeres (y algunos hombres que gustan vestir chanclas, o huaraches) las que día a día, salen de sus casas vestidas así.

En caso de que nadie les haya dicho qué demonios usar cuando es época de lluvias, aquí les va una ayudadita:
- Gabardina;
- Paragüas;
- Botas (de piel, sintéticas o de hule).

Por que, lo más irónico del asunto, es que son justo estas personas quienes enferman en esta época, no aceptan su parte de responsabilidad, contagian a todo el mundo, y debes soportar sus quejidos porque es época de lluvias (que no, porque son bien pendejos...).