miércoles, 5 de octubre de 2011

♪ Las nenas se ven mejor...♫

♪ Con zapatos de tacón,
las nenas se ven mejor
que con zapatos de piso. ♫

Amo esa canción, me pone de muy buen humor y bailo ♪ como ♫ duendecito ♫ feilz ♪. Claro, una razón por la que me gusta tanto esa canción es porque me gustan mucho los zapatos, sobre todo los de tacón.

He pensado muchas veces escribir este post, pero no lo había hecho porque no quería caer en las razones súper "oscuras" de por qué las mujeres compramos y compramos tantos zapatos. Podemos decirlo y acabar con esa parte incómoda: no importa que tan fea, guapa, gorda, flaca, alta, chaparra, tonta o lista, los zapatos se ven bien. (OJO: esto lo piensan quienes gustamos de compras zapatos, no todas las mujeres).

En mis buenos tiempos, solía comprar 2 o 3 pares de zapatos al año (tenis y botas incluidos) y era relativamente feliz. Relativamente, porque acá entre nos, por más que me gusten los zapatos, tengo unos pies difíciles (que no feos, porque yo opino que son hermosos, con los dedos chiquitos y bonitos), con el arco muy alto, levanto los dedos al caminar... básicamente, un problemón, porque si son sandalias, las tiras que están cerca de los dedos me lastiman; si son zapatos o botas cerrados, necesito que sean más grandes, porque no cabe mi empeine. Y así sucesivamente. Un relajo. Y no, no deserté de comprar zapatos cuando me dí cuenta de que esta era una hazaña difícil y compleja, todo lo contrario: compré más. Un día, y sólo porque estaban de oferta, compré 5 pares de zapatos (era una ganga, la verdad sea dicha). Fui muy pero muy feliz aunque tuviera su lado malo: regresé dos pares, otro me lastima, otros como que ya no me gustaron y, meses después, doné otro par para el vestuario de una de las obras. Al final, me quedé sin los 5 pares de zapatos.

Porque, claro, una cosa es que compre zapatos, y otra muy diferente es que me los ponga (como todas las pinches viejas, que tienen muchos más de los que podrían usar). Eso sí, una de mis compulsiones es limpiar/arreglar/reciclar/desechar, así que de vez en vez saco uno o dos de esos bellísimos zapatos que no uso porque: al final no me gustaron, me lastiman, no me quedan. Tanto dinero regalado...

Ahora, que ha cambiado la forma en que veo mi vida, decidí que tener mil pares de zapatos que no puedo usar de diario, es una estupidez. Prefiero tener dos o tres (bueno, tampoco tan pocos, tal vez con todo y botas, unos 15, pero nada más) que sean cómodos, con los que puedas caminar un par de cuadras sin sentir que la Inquisición te tortura, que se vean bien. Vamos, unos zapatos que sirvan, no que sólo luzcan.

Eso es una gran estupidez: los zapatos femeninos son para ponérselos y estarse sentadita, no para caminar. Y sí, una se ve bien guapa en unos zapatos de tacón [♪con zapatos de tacón se mueven, como programadas para coquetear ♪] hasta que caminas en las banquetas del D.F. y te tropiezas, o empiezas a caminar como pollo espinado porque te lastiman, etc. Es espantoso, pero ahí estamos, compre que compre zapatos con los que te verás bien, pero nada más.

Como parte de mi nueva cosmogonía, me pregunto por qué caemos en el consumismo y tenemos y tenemos y tenemos cosas, no tanto para usarlas, sino para simplemente tenerlas. Como el lunes que le dije a A*** que tenía muchísimas bolsitas, y que ya no sabía qué tanto hacer con ellas (porque tenerlas guardadas no es útil), así que me contestó que estaba padrísimo, así podía cambiarlas. Y sí, podría ser así, pero ahora ya no soy la reina de estar cambiando de bolsa a cada rato, de hecho me da muchísima flojera. ¿Cuál es el punto de cambiar y cambiar de bolsa? Que combine, sí, pero eso está bien cuando sales y la traes colgando, porque cuando, como yo, llegas al trabajo y la metes al cajón, ni siquiera importa si traes bolsa coqueta y combinable o una bolsa de plástico. Y, ahí surge otra pregunta ¿por qué quieres que se vea? Es decir, ¿qué tiene de interesante la bolsa? Sí sí sí, ahí guardamos todas las cosas importantes... pero, ¿en verdad son todas importantes? Porque yo traigo mil cosas en la bolsa "por si acaso", pero eso no quiere decir que resulten útiles (por ejemplo, el costurero y las curitas han mostrado en repetidas ocasiones su utilidad), o que algún día, siquiera, las vayas a usar.

Me parece que esto sería motivo de otro post: las bolsas y el misterio que encierran... pero como aquí estamos hablando de los zapatos, más nos vale regresar a ellos.

Entonces, los zapatos, qué cosa... tantas opciones, y todas tan bonitas, y aún así, tan incómodas... ¿por qué son tan incómodos? ¿alguien sabe? A mí, por el tipo de pie que tengo, me acomodan mejor los zapatos con tacón de 7 a 10 cm. (menos me lastiman, y más, a nadie le acomodan), pero es difícil encontrar algunos que sean cómodos, que tengan buena suela (porque si te resbalas, es una cosa espantosa), un tacón ancho para que el pie esté bien apoyado... vamos, que mis zapatos favoritos son los que no existen...

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