martes, 21 de octubre de 2014

Cuando George Clooney se casó

¿Recuerdan que George Clooney era el famoso que había escapado del matrimonio con estilo y dignidad? Que pasaban los años y él simplemente no se comprometía o casaba... que fungía como un faro de esperanza, un estandarte para todos los que no queremos casarnos y creemos que no cae antes un hablador que un cojo  y que mientras él estuviera soltero, los demás podríamos soportarlo. Porque, seamos honestos, si un hombre como él (es decir, como él que es la carcasa de todas las fantasías que yo deposito ahí, porque no tengo idea de cómo es él) no necesita una mujer, yo tampoco (la lógica es que yo soy igual que él, una gran mujer, el partido que todo hombre quiere... esas cosas) necesito un hombre que sea mi marido.

Ahora, que él se ha casado, en mi cabeza parece que quitaron el letrero de: no necesitamos casarnos, lo aventaron al barranco y alguien dijo: a la chingada, si él se casó, no vale la pena seguir con la mascarada, aceptémoslo ¡queremos un anillo de compromiso! [Demonios, ¿alguien más notó que no quiero casarme, sino el anillo, que alguien me diga que quiere estar conmigo toda su vida, y que lo diga con un diamante?] 

Ja, me siento como en las batallas antiguas, una vez que han matado al rey o al general, ya no vale la pena seguir peleando, la batalla se ha perdido. Y los guerreros o soldados que aún siguen vivos, puedes dar la vuelta y dejar de pelear.

O, tal vez, lo único que hace falta es encontrar algún otro estandarte que quiera sostener estos argumentos flácidos de que el matrimonio no es indispensable...

P.D. Genuinamente, no me interesa casarme, la fiesta, el reconocimiento social, decir que "él es mi marido", eso no me interesa. Lo que quiero, es alguien con quien hacer una vida, convivir, crecer, compartir... tal vez hasta vivir juntos. Pero, todos sabemos (¿?) es diferente una cosa que otra.

lunes, 20 de octubre de 2014

Es esto, porque me funciona.

Tengo un amigo "nuevo", es decir, recientemente entablamos amistad. Es el hermano de mi amiga más cercana y, por lo mismo, he pasado tiempo con él. En ese tiempo, he descubierto que es un gran hombre, lo cual me lleva (¿a todos?) a crear una lista de cosas o situaciones que "un hombre como él debería tener". En el caso a platicar hoy, es su noviazgo.

El chico (28 años), lleva 3 años de novio con una chica (27) y, para ser absolutamente honesta, si se vieran menos enamorados, podría jurar que llevan varios años de casados con muchos hijos (esa relación ya de hastío y cansancio, donde la otra persona se convierte en el recordatorio de todo lo que no hiciste o pudiste lograr, sacrificaste, perdiste, etc.). La chica terminó la licenciatura y lleva tres años haciendo la tesis (no quiero ni pensar de qué tamaño será la tesis, si le toma tres años de tiempo completo), no trabaja ni parece tener grandes planes a futuro. El muchacho, terminó la carrera en tiempo y forma, tiene un buen trabajo y está desarrollando un proyecto muy interesante y grande, que van (ya explicaré el plural) a hacer en la península de Yucatán, y para el cual se muda en enero.

El plural, van, quiere decir que él, la novia y la familia de la novia (ja, suena a película gringa).

Demonios, creo que ya perdí el hilo de mi escritura. El asunto era, sí, que él lleva tres años con una chica con la que tiene un plan de trabajo a largo plazo, y que no se ve ni remotamente enamorado de ella (lo peor, ella de él tampoco). La familia de él, y la amiga de la hermana (yo) estamos un poco preocupados por esta situación (preocupados aquí significa: somos unos metiches que creemos que hay espacio para nuestra opinión, en una relación que no es nuestra), porque creemos que él debería estar con una mujer que lo hiciera (se hicieran) absolutamente felices, que se vieran enamorados, estuvieran enculados, no pudieran dejar de coger y se sonrieran el uno al otro cuando se mirasen. Porque hay cosas que se sienten y parece que "están mal", que él prefiera acariciar o apapachar a una mujer que no es la suya, con la suya al lado, que pase los fines de semana con otras personas, que tenga sus "amantes" (algo así, aunque no nos conste que sea con esas palabras, pero vamos, esto se ve a leguas), no suena a una relación feliz. Y uno, que es metiche, muere porque él se dé cuenta de esto y la deje para ir en busca de quien sí llene todas nuestras (las de los metiches) expectativas.

El sábado, en un arranque de imprudencia de mi parte, se lo dije, que debería estar con una chica que lo tuviera enamorado, enculado, que lo hiciera sonreír de formas pendejas y absurdas... y él contestó que estaba en esa relación porque le funcionaba, su relación pasada terminó en tragedia y él estaba más que enamorado y comprometido, y por eso había decidido buscar una relación que no lo hiciera perder la cabeza y que resultara sencilla. La relación que tenía actualmente era así, funcional. Un rato después me preguntó si yo tenía una relación sana y feliz, y entonces sí me dejó pensando, porque en realidad yo tampoco la tengo (no bajo los cánones de "sano siempre y feliz siempre"), mi relación a veces parece montaña rusa. PERO, estoy en ella porque me funciona, porque obtengo algo de ella. Igual que él.

Oh, la ironía. Ahí estaba yo juzgando a alguien porque creo que merece una súper mujer, y dejé de lado que esta es la súper mujer porque le da lo que él necesita/quiere/busca/desea en este momento; que no es víctima de la situación y que nada de lo que sucede lo somete más de lo que él lo permite. Sí, sí, estoy de acuerdo, cuando uno "sabe" que existe el inconsciente, la pulsión de muerte y el goce, no puedes pasar por alto que tal vez lo que él obtiene no sea lo que desea, sino una forma de gozar (léase sufrir, masoquismo). De todas formas, y es justo a donde quiero llegar con esto, me parece admirable que tenga los huevos y el temple de afirmar que está ahí porque lo decidió y que sea capaz de sostenerse en ese lugar, con todo y las consecuencias que esta decisión traiga consigo.

Así que yo, con mi pedantería de metiche-amiga, me he quedado sin palabras. Tal vez, quepa una disculpa por haber opinado y juzgado donde no me corresponde... Pero es que es tan difícil separar lo que deseas para quien quieres, de lo que ellos escogen para sí.

lunes, 6 de octubre de 2014

Parejas infelices

Ayer caí en cuenta de que tener una relación de pareja satisfactoria es, en realidad, un caso excepcional y no, ni remotamente, una regla.

Con mi poca experiencia, me atrevo a decir que uno valora una relación de forma diferente, según la edad. En la juventud, lo más importante es el sexo y la atracción física; después, la capacidad económica, reproductiva y presumible (es decir, que puedas presumir a tu pareja); a los cuarentas o cincuentas, entre el miedo a estar solo y la fantasía de encontrar algo mejor (aunque no tengas idea de qué podría ser mejor, o mejor “en qué”), a veces te separas, otras te resignas, pero siempre con duda y un dejo de angustia; finalmente, pasados los sesenta, las parejas tienden a dejar fluir la mierda y lo bueno, porque no vale la pena pelear por cambios que no han sucedido ni sucederán, y el miedo a una vejez en soledad es más grande que cualquier infelicidad.

No sé por qué, exactamente, pero cuando veo parejas que llevan más de 10 años juntos, siempre percibo que hay más contención que amor y felicidad, que parece una carrera de resistencia y no un equipo que crece y comparte. Las quejas no se hacen esperar, comentarios que muestran poco respeto o admiración hacia la pareja salen de formas discretas o descaradas, en los peores casos, les resulta imposible no expresar el odio y la incompatibilidad que hay entre ellos, y las consecuencias de infelicidad, amargura y poco placer.

Yo no he estado más de 10 años con alguien, ni siquiera con mis amigos he mantenido una relación más longeva, pero no dejo  de fantasear con que podré hacer una vida con mi pareja, y encontrar la manera de ser feliz y mantener siempre (tal vez no todo el día, pero sí todos los días) el respeto, las risas, el placer y el apoyo.

Desconozco cuáles son los factores que influyen y hacen que la relación termine en fracaso, ¿será la edad en que uno se enamora? ¿la falta de conocimiento y aceptación de uno mismo? ¿una ignorancia sobre lo que se quiere a futuro? ¿cambios de planes que resultan incompatibles a los anteriores y, por ende, con la pareja actual?

No lo sé, verdaderamente no lo sé, y no deja de darme un poco de miedo. Pero, de todas formas, me parece más triste ver y escuchar que alguien está en una relación en la que no quiere estar, con alguien a quien ya no ama, que no se siente satisfecho o ilusionado por lo que queda por construir y vivir. Peor aún, me resulta la gente que decide quedarse con esa persona “para siempre”, sólo porque no quiere morir solo, envejecer y degradarse sin que algún pobre tonto se trague toda esa mierda y aguante sólo porque están casados. Porque, vamos, seamos honestos, quedarte con alguien a quien no amas o respetas, sólo para que te limpien la cola cuando estés viejo, es una chingadera, sin importar cuánto dinero puedas aportar para “ganártelo”.


Mmm, creo que me estoy desviando del tema, o es más complejo de lo que pensé. Es triste ver que muchas relaciones y parejas, después de veinte años de estar juntos, aceptan que no son felices y no hay más por hacer para que eso cambie, que sólo queda separarse. Ni los hijos ni los planes ni la casa ni nada pudo paliar esa diferencia, aminorarla… tal vez se escondió o negó un tiempo, pero no más. Y, lo curioso, es que no es lo mismo “comenzar” otra vez a los 20 o 30, que a los 50…